Lee Strasberg

El Método creado por Lee Strasberg, se basa en los procedimientos de la obra de Stanislavski, con el agregado de las clarificaciones y los estímulos de Vajstangov y es el resultado del trabajo realizado en el GROUP THEATRE y el ACTORS STUDIO para resolver el problema del actor en escena.

Para Strasberg la acción siempre ha sido el elemento esencial en el teatro. La propia palabra actor así lo sugiere. Todo actor realiza algún tipo de acción. Para que las acciones sean autenticas se deben realizar con la ayuda de los sentidos y la concentración.

La acción es valiosa si sugiere algo que las palabras no expresan por si solas. No solo son físicas o mentales, sino físicas, motivacionales y emocionales.

La manera de realizar una acción física depende de la acción emocional de la escena.

Se puede realizar una rutina física mientras la mente y la vivencia están concentradas en otra tarea que es la verdadera acción de la escena. “La verdadera acción de la escena es expresada por las intenciones del personaje”.

A pesar de su importancia, la acción solo entra en juego una vez que el actor ha aprendido a reaccionar y  a sentir. Se convierte así en el medio por el cual el actor entra en el reino del tema  de la obra. El drama es la sucesión de varios tipos de acciones. Estas derivan a su vez de la circunstancias de la escena, es decir, de los sucesos y las vivencias que motivan al actor a hacer lo que debe hacer cuando está en escena.

Strasberg toma la reformulación realizada por Vajstangov, del “si creativo” de Stanislavski. En su búsqueda de una intención y forma teatral más precisa, el concepto de formula originalmente es así: Si usted viviera las circunstancias que describe la obra, ¿Cuál sería su conducta, qué haría, qué sentiría, cómo reaccionaría? Lo reformuló así: Las circunstancias de la escena indican que el personaje actúa de tal manera: ¿Qué lo motivaría a usted, el actor, a actuar de esa manera?

La reformulación requiere que el actor realmente sienta que la situación afecta su persona a fin de lograr el resultado artístico deseado. Esto comprende los principios de motivación y sustitución. No se le impone al actor la limitación de que debe actuar como lo haría él mismo en la realidad, si se encontrara en las circunstancias que indica la obra; más bien trata de sustituir la realidad que indica la obra por otra que le ayude a actuar según las exigencias del papel. Ésta no es necesariamente la conducta que tendría en las mismas circunstancias y por consiguiente no se ve sometido a las limitaciones de su conducta natural.

Lo importante, no es que el actor se enfrente a un paralelo exacto de la obra o el personaje, sino que cuando el personaje piensa, el actor debe realmente pensar; cuando el personaje vive una situación, el actor debe vivirla. Lo que el actor hace se ve modificado no sólo por su intención sino también por la naturaleza y la intensidad de lo que le sucede.

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